Un día con Nelson

Ayer fue, sin lugar a dudas un buen día. Nelson (propietario de “la cabeza del mono”) y yo quedamos para “estudiar” en la biblioteca general. Pero claro, quedamos a las once y a esa hora ya no había sitio. Así que nos fuimos a nuestra facultad, que total, seguro que íbamos a estar hasta más tranquilos.

Pero una vez allí, ninguno de los dos había contado con el influjo mágico de los sándwiches de la máquina expendedora. Los malditos sándwiches nos hipnotizaron y nos obligaron a comprarlos. Esto no sería una tragedia de no ser porque los sándwiches estaban caducados y tenían una pinta realmente nefasta. Pero bueno, el caso es que sobrevivimos a ellos.

Tras los sándwiches, estudiamos un poco y recibimos la llamada de Abraham, que con su calida y dulce voz nos amenizó la mañana. Te queremos Abraham (aunque no vayas a leer esto porque estás en Mures). Y tras recibir la llamada de Abraham y estudiar otro poquitín más, Nelson y yo decidimos que Tecnología es “inestudiable” y nos fuimos a comer a un buffet chino.

Comer en el buffet chino es posiblemente la mejor idea que ha tenido Nelson nunca. Comimos hasta reventar. Por mi parte: un montón de pollo al limón, un montón de pollo picante, pinchitos de pollo en salsa de nosequé, tortilla de jamón, un poco de sushi cutrecillo, un par de croquetas, patatas y arroz. Y por supuesto, flan de postre. Lo dicho, comí podidamente bien.

De esta forma, y con las barrigas llenas, Nelson y yo abandonamos el lugar antes de que el chino nos echase por dejarlos sin existencias. Dimos una vuelta por la juguetería para bajar un poco la comida y fuimos a mi casa a hacer el guarro. Lo que ocurrió en mi casa no os lo voy a contar, dejaré que vuestras sucias mentes trabajen un poco.

Tema 10: You where there – ICO OST